En medio de la contingencia sanitaria y a pesar de la crisis económica que se registra en Estados Unidos, los migrantes yucatecos continúan enviando remesas a sus familias, en especial a las que viven en el Sur de la entidad.
Según información del INDEMAYA, que encabeza Eric Villanueva Mukul, los envíos de las remesas mantienen a flote a los yucatecos que radican en el Cono Sur, que resultaron afectados por la pandemia y las inundaciones ocasionadas por las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal.
Luego de Mérida, Oxkutzcab es el segundo municipio que recibe la mayor cantidad de remesas que ascienden a 500 millones de pesos. Entre 2018 y 2019 el envío de remesas se incrementó 10% y de enero a la fecha la cifra aumentó 7%. Se estima que en Estados Unidos residen unos 160 mil yucatecos.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, en su primer viaje que realizaron las embarcaciones de la flota mayor de Yucalpetén al abrir la temporada de captura de langosta, la producción disminuyó 30%, según estimaciones de la Federación de Sociedades Cooperativas Pesqueras del Centro y Poniente de Yucatán, que preside José Luis Carrillo Galaz.
El sector social pesquero yucateco atribuye la baja captura a la pesca furtiva, que se realiza en el período de reproducción de la especie. Los pescadores del Oriente del Estado reportaron buena captura, pero el kilo se cotizó en 450 pesos en comparación con los 700 pesos que se pagaron en 2019. La cuota de captura para este año es de 700 toneladas del crustáceo.
Otros productores que también la pasan mal son quienes se dedican a la cría de ganado de lidia, pues por la contingencia sanitaria se suspendieron los festejos patronales y las corridas de toros. Como los productores no reciben el apoyo de las autoridades, algunos ganaderos se ven en la necesidad de beneficiar a sus ejemplares para su autoconsumo, aunque no son criados para la alimentación del ser humano.
En tanto el comercio organizado, que encabeza Michel Salum Francis, advirtió que en caso de regresar al semáforo rojo se colapsaría la economía del Estado, pues los establecimientos apenas registran entre el 15 ó 20 por ciento de las ventas en comparación con el verano de 2019.
Ante esa situación los comercios se ven en la necesidad de reducir gastos y se incrementa el despido del personal o el cierre definitivo de los establecimientos. Algunos comerciantes están temerosos del cierre total de sus negocios, que se mantienen en pie cumpliendo las medidas sanitarias establecidas por las autoridades para laborar.
Se estima que el 50% de los pequeños comercios del centro histórico de Mérida bajaron sus cortinas de forma definitiva, según cálculos de su presidente Jorge Cardeña Licona, porque las personas prefieren realizar sus compras en los supermercados. Los tendejones registran el 30% de sus ventas por diversos factores, entre ellos, la restricción a la movilidad.
Los transportistas de pasajeros tanto de autobuses, como taxis colectivos y de alquiler, incluso, de plataformas también resienten las restricciones a la movilidad tanto en el servicio urbano como en el foráneo.