
Presentan campaña para prevenir y desmitificar este problema que perjudica a mujeres y también hombres

La sumisión química, como se le conoce al delito de adulterar una bebida con alguna droga para violar sexualmente a una persona, es una realidad. En Yucatán, existe. Pero las víctimas deciden callar por vergüenza, sienten culpables y no encuentran el apoyo en las autoridades ni en el entorno social.
En rueda de prensa, el Centro de Integración Juvenil (CIJ) Mérida y Organizaciones de la Sociedad Civil presentaron la campaña #ParatiDiversión #ParaMíviolación que tiene por propósito visibilizar el problema, que los adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años de edad corren peligro.
La sumisión química es una práctica que busca disminuir o anular la voluntad de una persona que ingiere alguna sustancia sin conocimiento y que permite la realización de algún delito como el abuso o violación sexual, robo de propiedades, entre otros. Las mujeres son las principales víctimas, aunque hay casos de hombres.
El director del CIJ Mérida, Víctor Roa Muñoz, comentó que los agresores utilizan sedantes y tranquilizantes, que consiguen en el mercado negro, y drogas como anfetaminas, menfetaminas y ketamina que provocan somnolencia, inconciencia y perdida de la memoria.
En su intervención, Juan Canto González, presidente de la Asociación Mexicana para el Bienestar y la Igualdad Yaxché A.C., citó datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, pero no corresponden a la realidad que viven las víctimas de este delito, pues muchas no denuncian. Con base en lo anterior, se tiene una cifra de 300 casos de violación por sumisión química en Ciudad de México.
También exhortó a los varones a romper el pacto patriarcal, pues el silencio de las víctimas y la complicidad de los testigos hacen que este problema sea visto como un mito cuando es un delito en el que mujeres del centro y los cuatro puntos cardinales de Mérida lo han vivido.
«Es un asunto que se agudiza y se refuerza entre los hombres. Es decir, si yo observo en un bar y en un antro que alguien pone una sustancia o se está aprovechando de una persona, en su condición de vulnerabilidad, no sólo decimos: “Es normal porque ella lo está buscando”. Además, no decimos nada porque los hombres no rompemos el pacto y que es normalizado en un sistema de conductas violentas», explicó.
Nancy Walker Olvera, del Frente por los Derechos de las Mujeres en Yucatán, Ciencia Social Alternativa A.C. “Kookay”, advirtió que no basta con la prevención, se tiene que cambiar los discursos en las escuelas, las familias y en la cultura en general para desactivar a los agresores y cómplices.
Roa Muñoz pidió a los padres de familia hablar de la sumisión química con los hijos y las hijas. «Nosotros hemos propuesto que haya un mayor acercamiento entre padres e hijos para prevenir y, en caso de que se llegue a presentar, poder tratarla. Y también sensibilizar a las poblaciones que trabajan con esta población».
Canto González añadió: «Como papá o mamá se tiene que generar factores protectores y reducir los factores de riesgo. Desmitificar el tema, que se generen habilidades para que los hijos rompan este pacto y alianzas para que no lo hagan sino que callen cuando vean que alguien lo comete».
La campaña se realizará en las redes sociales, donde se tiene el público meta. También se unieron Reflexión y Acción Feminista y Alternativas en Salud y Desarrollo A.C.