Tras sufrir un desgaste en las articulaciones, la atleta de alto rendimiento pudo retirarse, pero encontró en la natación de aguas abiertas la opción para continuar en el deporte
Desde niña, Cecilia Arratia del Castillo estuvo dedicada al deporte, ya sea natación, tenis, atletismo hasta convertirse en atleta de alto rendimiento en las carreras en campo traviesa, en cuyas pruebas extremas llevó su cuerpo al límite.
Dicha disciplina le permitió poner el nombre de México en alto en competencia mundiales como el Spartan World Championship de Abu Dabi, donde consiguió estar entre las cinco mejores del Orbe en las ediciones de 2021 y 2022.
Pero, después de 15 años de práctica presentó desgastes en los lumbares, discos de la espalda y articulaciones de las rodillas. Por las recomendaciones de los médicos debió retirarse del deporte. La sola idea de vivir sin adrenalina fue fatal para ella.
«Podría escucharse un poco exagerado, pero sientes que te apagan la luz, desconectan el cable o que se te acabó el mundo, pero trabajé con mucho con una psicóloga, mi doctor y mi entrenador para darme cuenta que hay más opciones para seguir adelante», relató.
Sería en la natación de aguas abiertas, donde Cecilia resurgió entre las olas como una versión femenina de “Aquaman” para enfrentar los miedos de las profundidades del mar o los que hay en la mente de esta mujer, de 53 años de edad, quien ha buscado el equilibrio entre la vida laboral y deportiva.
«No he dejado de competir, lo sigo haciendo muy seguido. Es complicado, porque trabajo y soy madre soltera de un hijo de 14 años. Estoy muy contenta nadando en aguas abiertas, me está yendo muy bien y estoy orgullosa de ver lo que he logrado», expresó.
Los éxitos comenzaron a cosecharse. El pasado 11 de junio, en la 2a. edición de Muelle a Muelle Chicxulub-Progreso consiguió el primer lugar en su categoría y quinta posición general de la rama femenil. «En mi cabeza nunca hay no puedo, siempre puedo. Yo siempre le digo a la gente: “El único límite está en tu mente; el único rival a vencer eres tú mismo”. Esa es mi filosofía de vida, jamás me bajo, me rindo ni dejo una competencia a la mitad», afirmó.
La entrevistada reconoció que enfrentó algunos temores al dedicarse a esta disciplina, entre ellos al mar mismo. «A mí me daba mucho miedo el mar, no nadar porque sé hacerlo desde muy chica… El primer día le dije a mi hermano: “No puedo”. Me puse a llorar, él me dijo que sí podía y me arrojó. Una vez adentro, me dio un ataque de pánico. Empecé a respirar, a bajar mis latidos, a calmarme y me sentí como pez en el agua», narró.
Nadar en el mar implica concentrarse, mantener un ritmo en la respiración, mantener la tranquilidad, confiar en uno mismo, fluir en cada braceo para no complicarse, pues el estar pensando en llegar a la meta haría el camino eterno y disfrutar el momento, señaló.
«La confianza que tienes en ti mismo y que da valor para seguir ahí. A mí me da miedo que salga un tiburón, es algo que da risa, pero cuando estoy nadando cierro los ojos y los abro para ubicar las boyas. Es algo que todavía estoy aprendiendo para encontrar las corrientes y no nadar de más. Es concentración para hacer las cosas bien», dijo.
«No estoy esperando llegar a la meta, porque el camino se te hace eterno y complicado. El chiste es disfrutarlo. De broma digo que “soy Aquamana”, entonces voy cantando el himno de Aquaman, tarareo y siempre hago cosas distintas, si me da miedo, para seguir adelante», añadió.
La natación trajo en Cecilia Arratia beneficios en la salud. «Es una disciplina muy noble. No golpeas, no hay impactos, sólo es mucha fuerza en los brazos, patalear bien, manejar muy bien tu respiración. Yo desde que dejé las carreras de campo traviesa, pasar obstáculos y cargar 50 kilos, con un tronco en mi cuello, comencé a sentirme mucho mejor y mucho alivio. También me están dando un tratamiento nuevo para la salud de las articulaciones, que le ha disminuido los dolores», comentó.
Por otra parte, nadar en el mar le ha permitido ver las bellezas marinas como tortugas, mantarrayas chicas y delfines. «Trato de no espantarme, calmarme y decir que todo estará bien, seguir concentrada, no parar y disfrutar con todo hasta el final», señaló.
Cecilia invitó a la gente a practicar el deporte y quitarse de la mente la frase “No puedo”. «Yo les diría que se avienten, que lo intenten y jamás digan “no puedo”. Conozco gente que ha bajado 40 kilos con el deporte, pues la salud mejora. No fue con una dieta a base de lechuga y agua, sino fue gradual. Una persona con obesidad puede nadar, tampoco es que de un día para otro naden 10 kilómetros, tiene que ser gradualmente para que se vayan sintiendo seguros y capaces de hacerlo», concluyó.