El duelo, al ser un proceso, lo normal es conectar y desconectarse con los sentimientos
Las fiestas decembrinas, regularmente, nos remiten a los pensamientos alegres, recuentos con las familias y buenos deseos; sin embargo, para quien perdió un ser querido es diferente.
La tanatóloga Reyna Gómora, quien impartió la plática “Navidad Sin ti”, explicó que diciembre se relaciona con el fin de un ciclo que, a su vez, nos conecta con situaciones difíciles como las pérdidas pasadas, deseos no cumplidos, separaciones que vivimos y un duelo.
“Es un periodo de tiempo en el que se vive la restauración de los procesos, ante los cambios que trae consigo la ruptura de un vínculo emocional… Sentirlo es una respuesta biológica de significación individual. Es el momento más honesto de nuestro interior con nosotros mismos”, definió. Es importante dejar que el duelo es únicamente llorar, sentirnos tristes y no querer hacer nada. El duelo es mucho más que eso y nos afecta en muchos más sentidos que el solo llorar”, definió.
Pero en tiempos de pandemia, la situación del duelo cambia. Muchas familias que perdieron a un ser querido por el virus del Sars-Cov2 tienen más preguntas sin responder, buscan un culpable y hay un mucho enojo, lo que favorece al duelo de riesgo.
“Dos características del duelo por la muerte del Covid son el impacto emocional y el no poderse despedir de los familiares, incluso hay personas que no tienen la certeza de que las cenizas que tienen en sus casas son de su familiar”, ejemplificó.
La psicóloga comentó que el duelo, al ser un proceso, lo normal es conectar y desconectarse con los sentimientos, ya que no es sano quedarse con el dolor, ni tampoco evitarlo. “Los extremos jamás serán buenos. Necesitamos encontrar esos matices”, precisó.
Para temporada decembrina, la experta propuso “construir una nueva Navidad” porque nada nunca va a volver a ser antes, pues de pensar que así será sólo es alentar las falsas esperanzas.
La construcción de la nueva Navidad consta de cuatro puntos: hacer una reunión familiar antes de que lleguen las celebraciones, repasar los rituales de la familia, buscar una manera simbólica de recordar a la persona fallecida a lo largo de las fiestas y hablar de lo que se hará con los niños.