
«El presidente municipal de Tekax es responsable de lo que nos suceda», señalaron comerciantes durante una protesta
Tianguistas de Tekax protestaron la mañana de ayer lunes frente al Palacio de Gobierno para solicitar la intervención de las autoridades estatales para que le pongan un freno al presidente municipal Diego Ávila Romero, quien las ha hostigado y ejerció abuso de poder para que desalojen la zona que ocupan desde hace 37 años.
Karina González Solís, vendedora de calzado y bisutería, denunció públicamente como han sido víctimas de una red de mentiras del primer edil, quien no les ha dado la cara para explicarles las razones del desalojo y, peor aún, de aplicar medidas como intimidación, difamaciones, abuso de autoridad y violencia institucional.
«Hemos recibido amenazas de los empleados de Diego. Ellos primero dialogan con nosotros y días después realizan esta clase de atropellos como dejarnos sin electricidad, por lo que varios tianguistas aceptaron la reubicación por el miedo y las amenazas de que sus hijos, que laboran en el Ayuntamiento, pierdan el trabajo», relató la mujer.
La intimidación por parte del concejal aumentó. Pues el 31 de diciembre cortó el servicio de luz en el mercado y colonias aledañas para que nadie acudiera; la Policía Municipal cerró calles, con el argumento de cuidar los trabajos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), situación que se aprovecharon maleantes para robar la mercancía de los tianguistas y locatarios.
«Mucha gente se pregunta cómo fue posible conectar un rehilete, si no había luz, para cortar los candados», dijo. «Tenemos miedo de nuestra integridad física porque nosotras no trabajamos de manera tranquila», señaló. Las pérdidas económicas fueron desde los 50 mil hasta los 300 mil pesos.
La primera mentira dicha por el munícipe es que donde están instaladas realizarían mejoras para el tianguis, tal como prometió en su campaña de reelección. En un principio, tianguistas aceptaron moverse de lugar con la idea de que serían regresados al lugar que han ocupado.
Sin embargo, conforme pasaron los días vieron que Ávila Romero les mintió, pues en esa zona se construiría un andador turístico que serviría de atracción para que Tekax pueda conseguir el título de Pueblo Mágico.
Al ver que el edil incumplió con su palabra, las tianguistas declinaron abandonar el sitio e iniciaron un litigio legal contra el Ayuntamiento de Tekax. En las averiguaciones hecha por la defensa se dieron cuenta que el alcalde compró un terreno, en el que pensaba reubicar a los comerciantes, cuyo propietario es Julio Caballero Romero, primo de Diego Ávila.
«La compra es ilegal, porque se usan los recursos públicos para favorecer a sus familiares. Él nos quiere reubicar en ese lugar porque sólo busca enriquecer de manera ilícita a sus familiares. El predio no lo ha comprado, pero el señor ya mandó a construir locales para nosotros con dinero público», señaló Karina González.
Heidi Carolina Mis es otro testimonio de la represión que ejercer el primer edil. «El señor Esquivel ha estado llamando al número de mi hermano para acusarme falsamente de acciones que no he hecho. Ni pruebas tiene. El señor nos acusa, nos intimida que atentará contra nuestra vida. No es posible, que el gobierno nos escuche», relató.
Sobre el saqueo del cual fueron víctimas la madrugada del 1 de enero, la tianguista afirmó tener pruebas de que los policías municipales también participaron. «Yo vi cuando se llevaron mi mercancía y, cínicamente, uno policía me dijo que podría pasar. Además, uno de ellos también agredió a mi hijo para quitarle el teléfono. Hasta donde llegaron para cometer sus fechorías», añadió.
Las mujeres denunciaron los hechos, pese a tener una orden de protección ésta ha sido ignorada por la Policía Municipal y Guardia Nacional. Por tal motivo, advirtieron que cualquier cosa que les suceda a ellas o sus familiares, el único responsable es Ávila Romero.
«El señor presidente es responsable de lo que nos suceda, nosotras recibimos intimidaciones por parte de la autoridad», señalaron.
Una comitiva ingresó a la Palacio de Gobierno y el oficio fue recibido por un empleado del Instituto de Desarrollo Regional y Municipal (Inderm).