El eclipse solar anular no pasó desapercibido en Mérida, ya que ciudadanos de todas las edades salieron a las calles con sus lentes especiales para disfrutar del fenómeno. Desde temprano, los observadores se congregaron en diversos puntos de la ciudad, ansiosos por ser testigos de cómo la luna ocultaba parcialmente el sol, arrojando sombra en el mediodía de la capital yucateca.
Frente al Museo de Historia Natural, una larga fila de personas se formó temprano en la mañana, esperando ansiosamente su turno para mirar a través de uno de los seis telescopios instalados en el patio del museo. Durante aproximadamente 30 segundos, aquellos afortunados que lograron asegurar un lugar tuvieron la oportunidad de presenciar cómo la luna parecía «devorar» el sol. Algunos espectadores deseaban ver más, pero los expertos del planetario los convencieron de que era importante proteger su salud visual.
Dentro del Museo, la Asociación Estudiantil de Ingeniería Física (AIEF) ofreció charlas y talleres relacionados con este tipo de eventos. Los niños y niñas se mostraron particularmente emocionados por el eclipse anular y llenaron las salas del Museo con preguntas curiosas. La más común fue: «¿Se hará de noche?» A cada uno se le explicó que un eclipse anular implica que la luna cubre parcialmente el sol, mientras que un eclipse total es el que oscurece por completo el día. En este caso, se pudo ver un «anillo» solar.
Junto al Museo de Historia Natural se encuentra el zoológico del «Centenario». Decenas de personas se reunieron allí para apreciar el fenómeno y observar cómo afectaba el comportamiento de las especies que habitan en el parque. A simple vista, el cambio en la iluminación no fue muy evidente, pero se notaron algunos comportamientos inusuales, como gorjeos inusuales de aves y el movimiento de algunos felinos nocturnos que generalmente descansan a la vista de los visitantes.
El reflejo del sol a través de los altos árboles del parque creó medias lunas en el concreto, lo que llevó a algunos niños a exclamar: «¡Mira mamá, son muchos eclipses!» mientras recorrían el lugar.
Así transcurrió la mañana en Mérida, una ciudad sombreada por el esperado eclipse, que logró capturar la atención y el interés de sus habitantes, quienes tomaron un breve receso de sus rutinas diarias para mirar al cielo, aunque fuera por unos momentos.