El sistema inmunológico del paciente con esclerosis múltiple degrada la cubierta protectora del sistema nervioso central e interrumpe la comunicación entre el cerebro y el cuerpo. El padecimiento ocasiona numerosos síntomas como la pérdida de la visión, dolor, fatiga, disminución de la coordinación al comer y hablar, temblores y rigidez en las extremidades, trastornos de la sensibilidad como hormigueo, falta de concentración, comprensión y memorización, entre otros.
Los síntomas, gravedad y duración de la enfermedad pueden variar, porque algunas personas pueden no tener indicios en gran parte de su vida y otras tener síntomas crónicos que nunca desaparecen.
El paciente puede tener síntomas que se confunden con otro padecimiento y tener manifestaciones esporádicas, lo que ocasiona que acudan a distintos especialistas, sin percatarse que padecen esclerosis múltiple, lo que retrasa el diagnóstico y el tratamiento, dijo el Neurólogo Jorge Salazar.
Por eso, agregó, es necesario realizar un diagnóstico y tratamiento oportuno para retrasar el progreso de la enfermedad y controlar la sintomatología.
Es importante que oftalmólogos, reumatólogos, ortopedistas, entre otros especialistas tengan conocimiento de la enfermedad para enviar al paciente con un neurólogo, para que confirme su sospecha de diagnóstico de esclerosis múltiple.
En el proceso de diagnóstico, con frecuencia, los síntomas son poco claros y de difícil valoración, lo que ocasiona que la confirmación del padecimiento tarde años.