Mérida, Yucatán a 27 de abril de 2021.– El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes en la infancia, con una heredabilidad de hasta el 74%, señaló la Dra. Gabriela Cortés Meda, presidenta de la Asociación Mexicana de Psiquiatría Infantil (AMPI).
El TDAH se caracteriza por la presencia de conductas relacionadas con falta de atención , aumento de la actividad motora e impulsividad, las cuales se pueden manifestar a través de errores frecuentes en actividades escolares por omitir detalles o no concluirlas, desorganización, perdida de objetos de uso cotidiano, moverse constantemente con dificultad para mantenerse en calma, precipitarse a responder o actuar antes de que se dé la instrucción completa, entre otras, detalló la paidopsiquiatra.
Se calcula que la prevalencia mundial del TDAH en niñas, niños y adolescentes es de aproximadamente el 5%; en México no hay cifras concretas a nivel nacional, señaló un comunicado.
Es importante que los padres y/o familiares identifiquen estas conductas y acudan con un especialista en problemas de salud mental o enfermedades neurologicas como son los psiquiatras, paidopsiquiatras (especializados en niños y adolescentes) y neurólogos o neurólogos pediatras, para que evalúen y ayuden a llegar a un diagnóstico e inició del tratamiento adecuado, tanto farmacológico, como no farmacológico, de acuerdo con las necesidades de cada pequeño y sus familias, detalló el boletín.
Entre las consecuencias más severas del diagnóstico tardío de TDAH y el retraso en el inicio de la atención integral especializada, se encuentra el uso de sustancias tanto en la adolescencia como en la edad adulta; la evidencia indica que del 15% al 19% de las personas con esta conducta tienen TDAH, por lo que la identificación y tratamiento oportuno pueden cambiar el futuro de estos pequeños, comentó la especialista.
Actualmente, una de las terapias farmacológicas más eficaces para el TDAH es el metilfenidato, que es un neuroestimulante con alto grado de seguridad que está indicado para los pacientes pediátricos y que reduce la hiperactividad e impulsividad, mejora la concentración y la conducta y con ello, la calidad de vida del pequeño y su familia.