A río revuelto ganancia de pescadores, este conocido refrán se aplica sin duda en estos tiempos, porque algunos vivales aprovechando la difícil situación que enfrentan numerosas personas, quienes por la emergencia sanitaria por el Covid-19, perdieron su fuente de ingresos, son víctimas de los fraudes por teléfono.
En la cuarentena se incrementaron 10% los fraudes telefónicos, porque personas desesperadas por la falta de empleo caen en la trampa de quienes ofrecen préstamos exprés por teléfono, sin darse cuenta que es un engaño.
El titular de la CONDUSEF, Alberto Pinto Escamilla, pidió a la sociedad tener cuidado con las llamadas telefónicas en las que se ofrecen créditos, porque en este momento, las instituciones bancarias no dan ese servicio.
Por medio de llamadas teléfonicas, los defraudadores buscan hacerse de los datos personas de las personas a quienes contactan para cometer fraudes.
Una forma de descubrir ese tipo de engaños, es que la persona que ofrece el crédito pide el 6% por anticipado de la cantidad que prestará, dijo Pinto Escamilla.
Por otro lado, los locatarios del mercado Lucas de Gálvez continúan laborando, aunque sus ventas se desplomaron 60% porque las personas permanecen en sus casas para evitar contagios por el Coronavirus.
En promedio en el zoco transitan alrededor de 100 mil personas al día, pero debido a la contingencia sanitaria solo lo hacen unas 5 mil, pero de esas, 4 mil solo están de paso, estimó el líder de los locatarios, Felipe Estrella Baas.
Los locatarios continuarán laborando hasta donde lo permitan las autoridades sanitarias, porque son la fuente de abasto de las escasas personas que realizan sus compras y porque saben que la situación que se enfrenta es pasajera.
Por su parte, ante la suspensión de las obras por la emergencia sanitaria, algunos alarifes realizan trabajos por su cuenta en predios donde los contratan sus propietarios para hacer mejoras o reparaciones.
El secretario general del sindicato, Bernabé Chan Castañeda, dijo que solo el 5% de los albañiles pueden laborar por cuenta propia.
Algunos albañiles, incluso, empeñaron sus herramientas para obtener ingresos para sus familias, pues solo algunas empresas se solidarizaron con sus trabajadores por la cuarentena.