Entre el 10 y el 21 de mayo, los ataques aéreos y los bombardeos israelíes mataron a más de 250 personas y dejaron casi 2 mil heridos en la Franja de Gaza. En tan sólo once días, muchos gazatíes, además de ver cómo sus hogares y sus medios de vida quedaban reducidos a cenizas, sufrieron lesiones físicas y psicológicas que tardarán tiempo en curarse o que en algunos casos permanecerán para siempre. Por otro lado, en Israel, los cohetes y otros proyectiles disparados desde Gaza se cobraron 13 vidas, entre ellas la de un niño y un adolescente, e hirieron a más de 700 personas.
Las infraestructuras básicas de Gaza, como las carreteras, el agua y el saneamiento, y las instalaciones sanitarias y educativas -muchas de las cuales ya se vieron afectadas por anteriores ofensivas israelíes- también han resultado dañadas o destruidas. La mitad de las instalaciones eléctricas ya no funcionan, y más de una docena de estructuras médicas, incluido el laboratorio central para llevar a cabo pruebas de COVID-19 de la Franja, han resultado dañadas.PUBLICIDAD
Las consecuencias a medio y largo plazo para las personas que han sufrido heridas graves
“Era el primer día del Eid”, recuerda Hani, de 26 años, que volvía a casa después de hacer la compra para preparar las celebraciones del final del Ramadán. “Estaba a punto de abrir la puerta de mi casa cuando un misil alcanzó un edificio cercano”. Hani y un vecino resultaron gravemente heridos por el bombardeo. Otros dos vecinos murieron en el acto.Honduras, un ejemplo de cómo responder a una emergencia… dentro de otras emergencias
Un trozo de escombro destrozó los huesos de la parte inferior de la pierna de Hani. No podía moverse, así que se cubrió la cabeza y esperó a que terminaran los ataques. Contó cuatro explosiones más antes de que el bombardeo cesara. Un buen rato después, los paramédicos llegaron y se lo llevaron al hospital.
Han pasado diez días desde entonces y las consecuencias de sus heridas son bien visibles ahora. Hani necesitará múltiples cirugías reconstructivas y plásticas antes de poder volver a caminar y probablemente tardará un tiempo en asimilar su nueva situación.
“Los recientes episodios de violencia han dejado una enorme cohorte de nuevos pacientes que tendrán que enfrentarse a vivir con diferentes grados de discapacidad y que tendrán que someterse a varias cirugías en los próximos meses e incluso años”, explica Helen Ottens-Petterson, coordinadora general de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza.
Enormes dificultades para acceder a la atención médica y falta de servicios básicos y de productos de primera necesidad.
Durante la ofensiva, la población de Gaza tuvo grandes dificultades para poder recibir atención médica, ya que, a las dificultades para alcanzar los centros médicos, se le añadió el hecho de que los stocks de medicamentos y de material médico comenzaron a agotarse. Antes de que comenzasen los ataques, Mohammed, de 31 años, acababa de terminar una ronda de tratamiento para curar la infección ósea que tenía en su pierna y había conseguido ser dado de alta del hospital. Sin embargo, el aumento de los precios en las farmacias, le impidió continuar con normalidad el tratamiento que le habían prescrito los médicos, lo cual ha terminado por llevarle de vuelta al hospital.Gaza: ‘No sé qué queda de nuestra casa, ni tampoco si podremos volver a vivir ahí’
“La farmacia a la que iba aumentó sus precios cuando empezaron los bombardeos, así que durante unos días no pude permitirme comprar apósitos o medicamentos”, explica. Lleva en tratamiento desde que el día en que recibió un disparo en la pierna durante las ‘Marchas del Retorno’, en 2018. En este tiempo ha pasado más de 30 veces por quirófano y ahora sus heridas están gravemente infectadas de nuevo.
“Fueron once días de masacre. Eso es lo que fue”, afirma Mohammed cuando le preguntamos cómo vivió el reciente bombardeo israelí.
Y ya no es solo que los medicamentos subieran de precio, es que algunos de ellos empezaron a agotarse debido a la imposibilidad de hacer llegar suministros a la Franja durante los días que duraron los bombardeos. El paso de Erez, el principal punto de entrada de mercancías entre Israel y Gaza, permaneció cerrado durante diez días seguidos, lo que imposibilitó el envío de provisiones y de instrumental médico a las instalaciones que atendían a los heridos.
Tras permanecer bloqueados durante todo ese tiempo, sin poder entrar en la Franja para dar apoyo a los trabajadores de la organización que ya estaban presentes allí, los equipos de refuerzo de MSF pudieron finalmente acceder a Gaza el pasado 24 de mayo. Llevaron consigo elementos básicos y necesarios para atender a los heridos, como por ejemplo bolsas de sangre para hacer transfusiones. Sin embargo, a día de hoy, el envío de materiales y de personal médico a Gaza sigue siendo extremadamente complicado, lo que se une a las dificultades causadas por la escasez de artículos y de servicios básicos como agua, electricidad y combustible, algo que ya era habitual antes de que se produjeran los bombardeos.
Reapertura y refuerzo de los servicios médicos tras el alto el fuego
“Gaza se encuentra en un estado de crisis humanitaria permanente debido al prolongado bloqueo económico. La escalada de violencia de las dos últimas semanas solo ha servido para agravar todavía más una situación que ya era de por sí catastrófica. El alto el fuego ha traído una relativa calma durante la última semana, pero las dificultades que tendrá que atravesar toda esta gente para reconstruir todo lo que ha sido destruido y seguir adelante con sus vidas van a ser enormes”, afirma Ottens-Patterson
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