Durante los primeros cuatro meses de operación, el Gran Museo de Chichén Itzá, en Yucatán registró una afluencia de cuatro 500 visitantes, siendo que para fines de junio aumentó de manera gradual en su afluencia por la captación de los turistas que viajan por el Tren Maya.
El director Julio César Alonso Ramírez mencionó que este nuevo espacio museístico ha venido a dar mayor realce a la zona arqueológica y al patrimonio cultural de la región. “Un mecanismo de difusión del patrimonio arqueológico de una de las antiguas urbes mayas más importantes del país”, definió.
El Museo, adscrito a la Secretaría de Cultura Federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), abrió sus puertas el pasado 1 de marzo con horario de 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde; los visitantes pueden acudir de lunes a domingo, de manera gratuita, para observar poco más de 400 piezas en exhibición.
El funcionario federal externó su confianza en que el Museo será una experiencia enriquecedora para el turismo, ya que además de piezas arqueológicas, contará con una sala inmersiva y otra donde se podrán apreciar algunos de los objetos arqueológicos recuperados dentro del Cenote Sagrado.
Cinco salas con líneas temáticas
La colección permanente está organizada en cinco grandes líneas temáticas. Se inicia en la Sala A, también llamada Sala Introductoria, en la que se exponen algunos de los ejemplos más característicos de la plástica de Chichén Itzá, como el Chac Mool, las serpientes emplumadas y una representación icónica de la zona arqueológica: el hombre-pájaro-serpiente.
Enseguida, en la Sala B “Tiempo y espacio”, se muestran piezas de cerámica y de lítica con representaciones de flora y fauna, las cuales van más allá de una cuestión ornamental.
En la tercera, Sala C, “Rutas del Mayab”, se presenta una colección de piezas asociadas con las rutas de intercambio de Chichén Itzá, urbe que durante su apogeo fue un destacado enclave comercial.
La Sala D, “Una gran ciudad”, exhibe piezas relacionadas con la astronomía, la escritura, el linaje y el poder político que se desarrolló en esta ciudad prehispánica.
En la Sala E, Arquitectura, los visitantes conocerán un segmento de la fachada del templo superior de El Osario; la composición particular de un friso acompañado de unos mascarones de Chaac, dios maya de la lluvia, y una mesa ceremonial soportada por atlantes.
Asimismo, se muestra una réplica del templo superior de la subestructura de El Castillo, aposento que resguarda un trono con forma de jaguar rojo y un Chac Mool, cuyas reproducciones también se presentan.
En la última parte del museo hay elementos con pintura mural, herramientas de trabajo especializado, como la cantería, y piezas que permiten abordar la organización social que rigió a esta gran metrópoli maya.
Luego de su cierre por unos días, como medida preventiva por los recientes fenómenos meteorológicos, el recinto ha retomado sus actividades para mostrar la grandeza de la cultura maya.