Entre uno de los entierros destacan los restos de un individuo adulto al que “le fue ofrendado un bezote de obsidiana y una vasija de la loza del tipo Texcoco Bruñida, indicativos de que el personaje contaba con cierto estatus social, por lo menos, dentro de la familia o localidad”, explicó el INAH en un comunicado.
Mara Becerra, coordinadora del salvamento arqueológico, y Hussein Amador, arqueólogo y miembro de este proyecto, comentan que la mayoría de los entierros datan del Posclásico Tardío y del periodo Colonial Temprano, las primeras décadas una vez consumada la caída de México-Tenochtitlan.
Hussein Amador destacó que lo llamativo de esto es la transición hacia las prácticas funerarias de la usanza cristiana.
“Los dos entierros del periodo Colonial Temprano se acondicionaron a la usanza cristiana, pero a la altura de sus hombros se les dispuso la clavícula de otras osamentas que fueron removidas, a modo de ofrenda, lo que revela la transición a la práctica funeraria cristiana fue paulatina, persistiendo ciertas ideas de la cosmovisión mesoamericana”, detalló. Agregando que, además, fueron inhumados en su hogar.
El subsuelo de un predio de 630 metros cuadrados, localizado en las inmediaciones del Centro Deportivo Xochimilco, representa un alto potencial arqueológico por la construcción de un local comercial. El sitio forma parte de la poligonal declarada Patrimonio Mundial por la Unesco.
Por otro parte, otros vestigios arqueológicos hallados son materiales cerámicos, lo que refiere que la vivienda estaba destinada a actividades cotidianas relacionadas con el entorno lacustre y chinampero.
Mara Becerra Amezcua, comenta que las excavaciones están a días de concluir, para dar paso al segguimiento de la obra, del que podrían desprenderse otros descubrimientos.
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