También tienen que ser sensibles con la víctima y conservar la arbitrariedad
Tras la aprobación de la violencia vicaria como delito en el Código Penal y la Ley de Acceso de las mujeres a una vida libre de violencia de Yucatán en el Congreso del Estado, ahora los jugadores tienen que impartir justicia con perspectiva de género y desde la particularidad del caso, así como prevenir este problema social.
Si bien hay avances, no basta las leyes bien adecuadas cuando no hay juzgadores sensibles con perspectiva de género para entender bien que sucede, afirmó Jorge Enrique Wynter García, magistrado del Tribunal Colegiado en Materia Penal y Administrativa del Decimocuarto Distrito (Mérida), quien participó en el Primer Foro sobre Violencia Vicaria realizado en el Recinto del Poder Legislativo.
El ponente también señaló que la alineación parental y la violencia vicaria deberian ser un delito aparte y no como está en el marco jurídico estatal.
La juez tercero de oralidad familiar Ena Alcocer del Valle señaló que sus homólogos tienen que creerle a la víctima y mantener la arbitrariedad.
Hay señales de alerta que debe prestarle atención cuando la mujer comparece, por ejemplo la restitución de un hijo cuando fue apartado de su entorno, señaló.
En su intervención, la doctora Karla Domínguez Aguilar señaló: «Nosotros como operadores jurídicos tenemos los ordenamientos legales para visibilizar este problema, sobre todo para prevenirlo».
La titular del juzgado tercero de Distrito en el Estado de Yucatán añadió: «Hay que prevenir la violencia vicaria, nosotros como operadores jurídicos, tenemos la obligación prender esas alarmas de los casos que nos llegan de manera particular».
Jennifer Seifert, madre sobreviviente de violencia vicaria y coordinadora del Frente Nacional contra la Violencia Vicaria México, precisó que los hombres no sufren de violencia vicaria, es un problema exclusivo de las mujeres, quienes previamente sufrieron violencia sexual, doméstica y física.
Pero, el agresor al no conseguirle hacerle daño a la mujer decide utilizar los hijos, incluso hasta matarlos, para dañar a la ex esposa.