La salud mental es una necesidad básica del ser humano y su cuidado es prioritario igual que la atención a la salud física. Es el estado de equilibrio entre las personas y el entorno socio-cultural que los rodea incluye el bienestar emocional, psíquico y social e influye en cómo piensa, siente, actúa y reacciona una persona ante momentos de estrés.
La salud mental es en términos generales el estado de equilibrio entre una persona y su entorno socio-cultural que garantiza su participación laboral, intelectual y de relaciones para alcanzar el bienestar y calidad de vida.
Un cuerpo saludable puede prevenir ciertas enfermedades como afecciones cardíacas y diabetes y ayudarte a mantener tu independencia a medida que envejeces. La salud mental es igual de importante que la salud física y, por eso, no hay que descuidarla.
La salud mental está determinada por múltiples factores sociales, ambientales, biológicos y psicológicos e incluye padecimientos como la depresión, ansiedad, epilepsia, demencias y esquizofrenia.
“En este sentido lograr que la población conserve la salud mental, además, de la salud física, depende, en gran parte, de la realización exitosa de acciones de salud pública, para prevenir las enfermedades, tratar y lograr que los pacientes se reintegren a la sociedad, explicó la Psicóloga María Elena Medina-Mora.
Sin embargo, el estigma hacia las enfermedades mentales, falta de recursos, infraestructura hospitalaria, atención médica especializada en salud mental y la discriminación que sufren las personas que viven con esa condición, así como la falta de acceso a los medicamentos adecuados, obstaculizan la integración a la sociedad de ese sector de la población.
Por la prevalencia de los trastornos mentales y del abuso de sustancias en adultos y jóvenes, la carga emocional y financiera para el individuo, su familia y la sociedad es alta. El impacto económico se refleja en el ingreso personal, la capacidad de las personas o sus familias para trabajar y hacer contribuciones productivas a la economía nacional, también, se incrementa la demanda de los servicios de atención y apoyo por parte de la población.
La Organización Mundial de la Salud define la salud mental como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.