Los antiguos mexicanos diseñaron un método que, a través de la observación y el registro de las lluvias de enero, les permitía determinar cuál sería el clima durante el resto del año.
Es difícil establecer con exactitud los orígenes de esta tradición, pero se cree que surgió en el Zamuc, o “Fiesta de las Suertes”, del calendario babilónico, cuya versión hebrea sería la “Fiesta de los Tabernáculos”.
Para el México prehispánico se cree que los aztecas adoptaron de los mayas este conocimiento (el cual se adaptó al calendario cristiano). Como en ambos casos sus calendarios constaban de 18 meses de veinte días cada uno -más cinco días adicionales que no entraban en los meses-, los primeros 18 días de enero servían para cada uno de los meses y los dos días restantes predecían otros fenómenos: el 19 para pronosticar el tiempo del solsticio de verano y el 20 para el solsticio de invierno.
Las cabañuelas son parte del conocimiento empírico del tiempo, para lo cual la gente se basa en todos los días del primer mes del año y con ello vaticinan las condiciones para todo el año.
Entonces, cada día tiene un mes que se le atribuye de manera sistemática (del 1 al 12 es ascendente y del 13 al 24 descendente). Después tenemos que del día 25 al 30 se toman por medio día para cada mes; desde la madrugada hasta el medio día, la tarde y noche. Finalmente tenemos al día 31 con sus 24 horas. En este caso cada dos horas son asignadas a cada mes, a partir de la madrugada.
Como ejemplo que cada día de enero es un mes del año, sería que si el día 4 de enero amanece con lluvia según las cabañuelas en el mes de abril se manifestarán lluvias, usted está llevando cuenta de los días con las cabañuelas? .