

Los pacientes con mayor riesgo de contraer el virus SARS-CoV-2 también tienen alta vulnerabilidad de verse afectados por Enfermedades No Transmisibles como las cardiovasculares, diabetes hipertensión arterial, cáncer o respiratorias crónicas no tratadas o abordadas de forma inadecuada, por eso, es importante diagnosticar y tratar esos padecimientos peligrosos para la vida.
El Coordinador General del Centro de Investigaciones en Políticas, Poblaciones y Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, Dr. Gustavo A. Olaiz Fernández, explicó que en vez de tratar el SARS-CoV-2 como enfermedad vertical se debe abordar el ecosistema completo o su interacción con las Enfermedades No Transmisibles y la pobreza.
De no cambiar el enfoque representará una amenaza futura para la salud y el bienestar de las personas. Estamos en un momento en el que es crucial abordar los impulsores subyacentes de la pandemia como las Enfermedades No Transmisibles que incrementan la mortalidad por COVID-19, es decir, hay que centrar las intervenciones en la reducción de riesgos para los más vulnerables.
Morir de forma prematura por Enfermedades No Transmisibles tiene impacto trágico en las comunidades, carga emocional y financiera de las familias. El 40% de las muertes son ocasionadas por padecimientos cardiovasculares y diabetes mellitus que están relacionados con factores de riesgo como el sobrepeso y obesidad.
Esos padecimientos, en especial los cardiovasculares, inciden en la mortalidad de pacientes con COVID-19. El confinamiento por la contingencia sanitaria disminuyó las consultas de control crónico de esos pacientes, que ahora llegan por complicaciones.
Las intervenciones preventivas disminuirán los factores de riesgo de mortalidad de las enfermedades no transmisibles de forma especial en la pandemia.