El impacto del huracán «Otis» en Acapulco, Guerrero, fue calificado como un «escenario de pesadilla» por el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos. Esta descripción parece encajar a la perfección con el gobierno de la Cuarta Transformación en México, que ha enfrentado creciente indignación nacional desde 2020, cuando se decidió desaparecer el Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden) por orden presidencial, centralizando sus multimillonarios recursos destinados a emergencias naturales.
La decisión de centralizar los recursos, en lugar de mantener fideicomisos y fondos específicos, ha sido objeto de críticas y enojo por parte del público mexicano. Estas medidas han sido percibidas como un esfuerzo por consolidar el poder y financiar programas populistas y electorales, en detrimento de la capacidad de respuesta ante desastres naturales.
La situación se volvió aún más absurda cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador, desoyendo las advertencias sobre carreteras y vías de comunicación bloqueadas, intentó llegar a la zona afectada por el ciclón en un vehículo militar 4X4. Su empeño en avanzar terminó en un escenario de ridículo, ya que el vehículo apenas avanzó unos 30 metros antes de quedar atrapado en el fango, mientras los militares subían al frente para tratar de equilibrar el peso.
El huracán «Otis» devastó Acapulco, pasando de tormenta tropical a ciclón de categoría 5, la más alta en la escala Saffir-Simpson, y dejó el puerto turístico en ruinas. Las carreteras quedaron intransitables, los negocios fueron destruidos, los hoteles quedaron en ruinas, y el puerto perdió gran parte de su vegetación. A pesar de esta devastación material, hasta el momento no se han reportado pérdidas humanas.
Sin embargo, el verdadero impacto de «Otis» ha sido sobre la credibilidad del gobierno de la Cuarta Transformación. Es evidente que la eliminación del Fonden, con su capacidad para proporcionar una respuesta rápida a las emergencias naturales, ha dejado a México en una posición vulnerable ante desastres como este.
Expertos, analistas y legisladores han coincidido en que el Fonden era un mecanismo crucial para la respuesta a desastres naturales en México, ya que permitía la entrega rápida de recursos a las entidades federativas cuando se emitía una alerta de emergencias y contaba con reglas claras.
La respuesta rápida en la entrega de recursos a las entidades federativas cuando ocurría un desastre natural era esencial para mitigar los efectos devastadores de tales eventos, según Eduardo Leal Hernández, académico de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. La eliminación del Fonden, en este contexto, se ha demostrado como un error significativo en la política gubernamental mexicana.