El prelado hizo un llamado a renovarse y aprender de las lecciones que nos dejó la pandemia
MÉRIDA, YUCATÁN A 17 DE FEBRERO DE 2021.– El arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, hizo un llamado para renovarse y cambiar, no ser los mismos, sino aprender de las lecciones que ha dejado esta contingencia sanitaria por el Covid-19.
“El ayuno, la oración, y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación, son las condiciones y la expresión de nuestra conversión” expresó el prelado durante la homilía en este miércoles de ceniza.
El inicio de la cuaresma, señaló, es un llamado a la conversión, a renovar la fe, la esperanza y la caridad, sobre todo en estos tiempos de pandemia por Covid-19.
La fe llama acoger la verdad, la esperanza les permite continuar su camino, y la caridad vivida tras las huellas de cristo, muestra atención y compasión por cada persona, comentó el prelado.
El líder de la Iglesia Católica exhortó a la población a no exagerar el superfluo de algunas diversiones que les llaman la atención y que creen que son vitales, pues este año no hubo carnaval y la vida no se detuvo.
“Nos viene muy bien el hecho de no haber tenido carnaval este año, junto todo lo que hemos vivido, para promover en nuestro interior esta conversión profunda y sincera”, comentó monseñor.
Pidió darle importancia a lo que realmente lo vale como es la salud de los médicos y el personal de enfermería.
Con respecto a las prácticas de la Cuaresma, como son el ayuno, la limosna y la oración, monseñor González Vega recordó que son totalmente para Dios, “no para quedar bien con nadie, ya que no hay nada peor que una religiosidad totalmente falsa, ya que no se practica por el amor que se le tiene al creador, sino por el que se tiene a uno mismo”.
“¿Cuántas personas durante este año de pandemia han ayudado a los necesitados? que tu mano izquierda, no sepa lo que hace la derecha, a esas personas se les puede olvidar lo que les han dado, pero Dios nunca lo olvidará”, mencionó.
Por ser un año atípico, en esta ocasión se les coloco la ceniza a la feligresía en la cabeza con una cuchara, y no en la frente, ya que no está permitido tener contacto con las personas.
La misa se realizó en la Catedral de San Ildefonso a las 8 horas, con el 30% de la capacidad de este recinto, y previo a la ceremonia, los fieles pasaron el filtro sanitario, en donde se les tomó la temperatura, se les desinfectó y se les aplicó gel antibacterial.