En duda que Gas Bienestar sea la solución para vender el combustible a precios más accesibles
Gas Bienestar, la nueva empresa que anunció ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador, tendría como finalidad comercializar cilindros de gas licuado a clientes residenciales, con un foco inicial en la Ciudad de México.
Para ello, Pemex, que controlaría la compañía, necesitará destinar un gran monto de inversión y una capacidad logística con la que no cuenta hasta ahora, señalaron especialistas en el rubro consultados por la edición electrónico de la revista “Expansión”.
No es la primera vez que la paraestatal incursionará en la venta del gas licuado, pues la petrolera dejó de realizar la venta a pequeños consumidores en la década de los sesenta cuando apenas comenzaba a masificarse este combustible entre los clientes residenciales.
En julio del año pasado, cuando se dio a conocer que Pemex incursionaría en el mercado, de acuerdo con el plan sectorial de Energía se describió que la estatal estaba considerando la posibilidad de crear una nueva marca para la venta al público de gas LP, de la cual la petrolera no dio más información.
«Un proyecto de este tipo, para que pase de ser una idea a una empresa constituida formalmente, que pueda operar, que pueda disponer de gas para poder operar, con logística de producción y de almacenamiento… yo creo que para que veamos eso falta mucho. Y es probable que se quede como idea», explicó Víctor Gómez Ayala, un analista del sector.
Aunque hasta ahora se conocen pocos detalles de la forma en cómo podrá operar la nueva compañía, los analistas del sector ya avizoran que ésta podría significar nuevas pérdidas para la petrolera, que arrastra una inestable situación financiera, toda vez que el foco es comercializar el combustible a precios bajos y en ciertas zonas vulnerables o de bajos recursos económicos.
Los analistas coincidieron en que es necesario tomar acciones para hacer el combustible más accesible hacia ciertos sectores de la población, pero dudan que la creación de una nueva compañía pueda suponer la solución.
«No sabemos a qué se refiere con precios justos, pero (para) distribuir hay que invertir y se necesitará recuperar inversiones, cubrir costos y tener rentabilidad y pagar por el precio de mercado del gas LP, que le venda Pemex. Así que no queda claro si el precio justo cubrirá todo esto o habrá “descuentos” o “subsidios” para implementar esta idea», opinó Susana Carzola, una especialista del sector entrevistada para “Expansión”.
Los expertos coincidieron en que, si la paraestatal pretende tener una especie de control ficticio sobre los vaivenes en los precios internacionales del combustible, el monto de las pérdidas para la estatal podría ser considerable. En cambio, si el objetivo presidencial es comercializar el combustible sin que la nueva compañía perciba márgenes, como el resto de las empresas del sector, hay una posibilidad en que las pérdidas en las incurran no sean tan significativas.