Por la reincorporación a la nueva normalidad, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas degenerativas seguirán siendo los más vulnerables al contagio y gravedad por COVID-19, por eso, la población en general debe reforzar las medidas preventivas personales para protegerse.
Para la Infectóloga Pediatra Jetzamín Gutiérrez Muñoz, el cumplimiento de las recomendaciones para evitar la propagación del Coronavirus, se debe intensificar en personas sanas, sospechosas, sobrevivientes y asintomáticas, en la transición a la nueva normalidad.
Los jóvenes y adultos serán los sectores de mayor movilidad social en esa etapa y en consecuencia tienen mayor probabilidad de fungir como vehículo de transmisión del COVID-19 hacia sus familias.
Por eso, añadió, es importante intensificar medidas para reducir riesgos y recomendó portar cubrebocas, cuidar la sana distancia entre amigos, compañeros y familias; practicar higiene de manos con técnica al viajar en transporte, al salir y llegar a casa y al ingreso y egreso de lugares públicos.
Un porcentaje indefinido de personas que contraen el COVID-19 no presentan síntomas, por eso, desconocen que tienen la enfermedad, lo que constituyen un riesgo de contagio y dispersión del virus.
Ante esta situación, dijo, la forma más conveniente de evitar contagios en los adultos mayores es que tanto quienes los visitan como ellos se protejan.
Quizá esa sea la manera más segura de hacerlo, un asintomático o una persona que no se sabe cuál es su estado viral, es mejor que tenga su cubrebocas, acate medidas de aislamiento y sana distancia, use las caretas para ver a su familia con seguridad, enfatizó.
Por otra parte, quienes saben que son positivos, pero no presentan síntomas deben tener la conciencia de utilizar cubrebocas y aplicar las medidas preventivas, para que el mecanismo de trasmisión sea mínima, concluyó.