La cocinera Elsi Zapata vivió seis meses de incertidumbre al ver como los ahorros familiares se le acaban y la pandemia de Covid-19 empeoraba
Cuando Elsi María Zapata Esparza, propietaria de la cocina económica “El Rincón del Sabor”, ubicada en Plaza Diamante, cerró su local, pensó que sería sólo por un mes. Pero la situación empeoró y el confinamiento se prolongó casi seis meses.
“Nos fuimos con nuestros ahorros y lo perdimos todo. El primer mes no lo sentimos, pensamos que esto (los contagios) no iba a avanzar. Ya después de seis meses regresamos con una mano adelante y otra atrás”, comentó.
La reapertura económica segura les ha ayudado, pero reconoció que no abrir los lunes les perjudica, porque es un día que suelen tener muchas ventas, así como en la reducción de los horarios.
Otro factor que no les ha beneficiado es el cierre definitivo de muchos establecimientos en el Centro, pues los trabajadores eran sus principales comensales.
Por la falta de clientes, despidió a dos de sus tres empleados y el único trabajador que conservaron, que ganaba 1,300 pesos semanales con descanso los domingos más el desayuno y almuerzo, le redujeron el salario casi en un 50 por ciento.
“La gente no está consumiendo como antes. Muchos locales cerraron y las dependencias trabajan en puertas cerradas, todo eso nos afectó”, añadió.
Antes de la pandemia, en una mala jornada “El Rincón” vendía unas 80 porciones de comida y cuando les iba bien, eran de100 a 110.
En este regreso a la nueva normalidad, venden unas 35 y si les van bien, las 40 raciones. “La gente no compra, muchos lugares están cerrados. A parte, de las 10 mesas que teníamos sólo podemos ocupar tres”, comentó.
Adicional a las bajas ventas, Elsi María tuvo que lidiar con el incremento del precio de los insumos para la preparación de alimentos y la adquisición de los nuevos productos que exigen las autoridades de salud para que pudieran reabrir. “Tuvimos que comprar las mascarillas, caretas, desinfectantes, letreros, indicadores. Nos faltan algunas modificaciones por hacer como poner una tarima, todo eso representa gastos. Además, la gente no puede venir”, añadió.
Los tres primeros meses de la emergencia sanitaria fueron complicados, porque ella y su esposo, quien la ayuda en la caja y lleva la bitácora de los pedidos en “El Rincón”, vio como sus ahorros mermaban y, para su mala suerte, no pudo acceder a ninguno de los apoyos gubernamentales y decidió no solicitar ningún crédito a los bancos.
En junio, cuando se dio la reapertura económica con las olas, desde su casa cocinaba, la comida se trasladaba al Centro para distribuirla y así más o menos resistir la situación hasta que reabrieron la plaza, ubicada en la calle 62 con 63.
Elsi María dijo que está confiada en llegar hasta fin de año y también agradeció la solidaridad del dueño del local, quien les ayudado en condonar las rentas atrasadas pues por el espacio paga 5 mil pesos mensuales.