La cadena del libro, es decir, del autor al lector, fue duramente golpeada por la pandemia, el mayor golpe lo recibieron las empresas medianas y pequeñas, las no grupales y no corporativas, pero toda sufrió un estrepitoso desplome todavía difícil de evaluar.Hasta febrero pasado la red de librerías tenía décadas en contracción, las condiciones adversas del pasado semestre fueron insuperables para muchos libreros.
La red de distribución del libro está ante el peligro inminente de reducirse más.Por la pandemia la edición de periódicos, revistas, libros, software y otros materiales impresos disminuyeron 9.8% en el primer semestre del año en comparación con 2019 y 3 de las 260 editoriales afiliadas a la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana cerraron, manifestó su presidente, Juan Luis Arzoz Arbide.Ante las amenazas del libro en el país por la profunda crisis económica que se acentuará el próximo año, las librerías y editoriales agrupadas en la Asociación de Librerías de México, Red de Librerías Independientes, Asociación Mexicana de Estudios Internacionales y la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, que en conjunto representan 90% del mercado, pidieron avanzar en las modificaciones a la Ley de Libro, que recorrió parte del camino en el Congreso de la Unión y es indispensable llevarlas a su conclusión por el bien de los lectores del país.
La ley acerca el libro al lector, da certeza a las librerías independientes, favorece la competencia en el mercado y contribuye a democratizar y descentralizar el acceso al texto. Es imperioso proteger la red de librerías en dos frentes indisociables e indispensables: las modificaciones a la Ley del Libro y el régimen de tasa cero para las librerías, que repararía la enorme injusticia que viven los vendedores de libros del país.
Las medidas pueden contribuir a detener el cierre de librerías, pueden generar aumento en el comercio del libro y sentar las bases para ampliar la red de distribución, lo cual, redundará en una mayor recaudación en el sector y, sobre todo, en un acceso creciente al libro. La ley no es un experimento está probada en la mayoría de los países -pobres y ricos- que alcanzaron altos niveles de lectura y un comercio dinámico del libro.