Ana Laura Ludlow Echeverría, vicepresidenta de Asuntos Gubernamentales y Sustentabilidad de Engie México, anunció en el segundo día del Foro de Energía en Mérida, que esa empresa evalúa cinco regiones en México para la generación de biometano, destacando Yucatán como una de las áreas con alto potencial.
El biometano se produce a partir de excretas animales combinadas con residuos agrícolas o aguas industriales, generando un combustible de alta calidad similar al gas natural.
Ludlow destacó el significativo potencial en el sector agrícola y ganadero en el sureste, especialmente en Yucatán. Además de Yucatán, las otras regiones consideradas son Campeche, Querétaro, Puebla y Jalisco.
La ejecutiva señaló que están en las etapas iniciales del proceso y destacó la importancia de establecer regulaciones y convenios con las autoridades y los generadores de residuos.
La inversión necesaria para participar en la producción de biometano incluiría la adquisición de equipos para la construcción de biodigestores, instalaciones adecuadas y equipos para medir la calidad del gas.
La recuperación del capital se estima entre 10 y 15 años, lo que subraya la importancia de asegurar compradores a largo plazo. Ludlow comparó la situación en México con la de Francia, donde el sector ya está más avanzado, con centros de producción propios.
Mencionó que en México se están dando los primeros pasos y que, aunque hay biodigestores instalados en diferentes partes del país, se necesita avanzar en la purificación del gas para su inyección en la red.
La ejecutiva empresarial abordó la razón por la cual muchas empresas hasta ahora solo han utilizado biodigestores para autoconsumo, atribuyéndolo a la necesidad de destinar recursos y tiempo a estos procesos.
Destacó que una ventaja diferencial es que Engie se encargará del tratamiento de residuos y garantizará la compra del biometano.
Aunque es más económico operar con gas natural que con biometano, Ludlow enfatizó que las empresas conscientes del impacto ambiental pueden optar por el biometano para contribuir a la generación de empleo local, la revalorización de residuos y la reducción de emisiones atmosféricas, cumpliendo así con objetivos de carbono neto cero o neutralidad del carbono para 2030 o 2040.